lunes, 18 de marzo de 2013
Ley General del Ambiente 28611
La ley general del ambiente publicada en el diario El Peruano en el año 2005 es la norma ordenadora de nuestro medio ambiente. Todos de alguna manera deberíamos (como peruanos) saber de su existencia y tener idea de su contenido, por esa razón, les muestro el enlace para que puedan acceder a ella: http://www.congreso.gob.pe/ntley/Imagenes/Leyes/28611.pdf
miércoles, 13 de marzo de 2013
Carta del Jefe Seattle al presidente de los Estados Unidos
El presidente de
los Estados Unidos, Franklin Pierce, envía en 1854 una oferta al jefe Seattle,
de la tribu Suwamish, para comprarle los territorios del noroeste de los
Estados Unidos que hoy forman el Estado de Washington. A cambio, promete crear
una "reservación" para el pueblo indígena. El jefe Seattle le
responde en 1855 con la siguiente carta:
El Gran Jefe Blanco de Washington ha ordenado hacernos saber que nos
quiere comprar las tierras. El Gran Jefe Blanco nos ha enviado también palabras
de amistad y de buena voluntad. Mucho apreciamos esta gentileza, porque sabemos
que poca falta le hace nuestra amistad. Vamos a considerar su oferta pues
sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego
a tomar nuestras tierras. El Gran Jefe Blanco de Wáshington podrá confiar en la
palabra del jefe Seattle con la misma certeza que espera el retorno de las
estaciones. Como las estrellas inmutables son mis palabras.
¿Cómo se puede comprar o vender el
cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea extraña.
Si nadie puede poseer la frescura del
viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que usted se proponga
comprarlos?
Cada pedazo de esta tierra es sagrado
para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las
playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los
insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre
el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja.
Los muertos del hombre blanco olvidan
su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos
jamás se olvidan de esta bella tierra, pues ella es la madre del hombre piel
roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores
perfumadas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran águila, son
nuestros hermanos. Los picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el
calor del cuerpo del potro y el hombre, todos pertenecen a la misma familia.
Por esto, cuando el Gran Jefe Blanco
en Washington manda decir que desea comprar nuestra tierra, pide mucho de
nosotros. El Gran Jefe Blanco dice que nos reservará un lugar donde podamos
vivir satisfechos. Él será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por lo
tanto, nosotros vamos a considerar su oferta de comprar nuestra tierra. Pero
eso no será fácil. Esta tierra es sagrada para nosotros. Esta agua brillante
que se escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua, sino
la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra, ustedes deberán
recordar que ella es sagrada, y deberán enseñar a sus niños que ella es sagrada
y que cada reflejo sobre las aguas limpias de los lagos hablan de
acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de los ríos es
la voz de mis antepasados.
Los ríos son nuestros hermanos, sacian
nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a nuestros niños. Si
les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a sus hijos que
los ríos son nuestros hermanos, y los suyos también. Por lo tanto, ustedes
deberán dar a los ríos la bondad que le dedicarían a cualquier hermano.
Sabemos que el hombre blanco no
comprende nuestras costumbres. Para él una porción de tierra tiene el mismo
significado que cualquier otra, pues es un forastero que llega en la noche y
extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana sino su
enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su camino. Deja atrás las tumbas de
sus antepasados y no se preocupa. Roba de la tierra aquello que sería de sus
hijos y no le importa.
La sepultura de su padre y los
derechos de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, a la tierra, a su
hermano y al cielo como cosas que puedan ser compradas, saqueadas, vendidas
como carneros o adornos coloridos. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás
solamente un desierto.
Yo no entiendo, nuestras costumbres
son diferentes de las suyas. Tal vez sea porque soy un salvaje y no
comprendo.
No hay un lugar quieto en las ciudades
del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda oír el florecer de las hojas en
la primavera o el batir las alas de un insecto. Más tal vez sea porque soy un
hombre salvaje y no comprendo. El ruido parece solamente insultar los oídos.
¿Qué resta de la vida si un hombre no
puede oír el llorar solitario de un ave o el croar nocturno de las ranas
alrededor de un lago? Yo soy un hombre piel roja y no comprendo. El indio
prefiere el suave murmullo del viento encrespando la superficie del lago, y el
propio viento, limpio por una lluvia diurna o perfumada por los pinos.
El aire es de mucho valor para el
hombre piel roja, pues todas las cosas comparten el mismo aire -el animal, el
árbol, el hombre- todos comparten el mismo soplo. Parece que el hombre blanco
no siente el aire que respira. Como una persona agonizante, es insensible al
mal olor. Pero si vendemos nuestra tierra al hombre blanco, él debe recordar
que el aire es valioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con la
vida que mantiene. El viento que dio a nuestros abuelos su primer respiro,
también recibió su último suspiro. Si les vendemos nuestra tierra, ustedes
deben mantenerla intacta y sagrada, como un lugar donde hasta el mismo hombre
blanco pueda saborear el viento azucarado por las flores de los prados.
Por lo tanto, vamos a meditar sobre la
oferta de comprar nuestra tierra. Si decidimos aceptar, impondré una condición:
el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.
Soy un hombre salvaje y no comprendo
ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos pudriéndose en la
planicie, abandonados por el hombre blanco que los abatió desde un tren al
pasar. Yo soy un hombre salvaje y no comprendo cómo es que el caballo humeante
de hierro puede ser más importante que el búfalo, que nosotros sacrificamos
solamente para sobrevivir.
¿Qué es el hombre sin los animales? Si
todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una gran soledad de
espíritu, pues lo que ocurra con los animales en breve ocurrirá a los hombres.
Hay una unión en todo.
Ustedes deben enseñar a sus niños que
el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la
tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro
pueblo. Enseñen a sus niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es
nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, les ocurrirá a los hijos de
la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos.
Esto es lo que sabemos: la tierra no
pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. Esto es lo que
sabemos: todas las cosas están relacionadas como la sangre que une una familia.
Hay una unión en todo.
Lo que ocurra con la tierra recaerá
sobre los hijos de la tierra. El hombre no tejió el tejido de la vida; él es
simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí
mismo.
Incluso el hombre blanco, cuyo Dios
camina y habla como él, de amigo a amigo, no puede estar exento del destino
común. Es posible que seamos hermanos, a pesar de todo. Veremos. De una cosa
estamos seguros que el hombre blanco llegará a descubrir algún día: nuestro
Dios es el mismo Dios.
Ustedes podrán pensar que lo poseen,
como desean poseer nuestra tierra; pero no es posible, Él es el Dios del
hombre, y su compasión es igual para el hombre piel roja como para el hombre
piel blanca.
La tierra es preciosa, y despreciarla
es despreciar a su creador. Los blancos también pasarán; tal vez más rápido que
todas las otras tribus. Contaminen sus camas y una noche serán sofocados por
sus propios desechos.
Cuando nos despojen de esta tierra,
ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios que los trajo
a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra
y sobre el hombre piel roja.
Este destino es un misterio para
nosotros, pues no comprendemos el que los búfalos sean exterminados, los
caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso
sean impregnados del olor de muchos hombres y la visión de las montañas
obstruida por hilos de hablar.
¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció.
¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció.
La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia.
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TRABAJO GRUPAL:
1.
Expresen con una frase, lo que la lectura nos quiere transmitir.
2.
Escriban 3 ideas principales que se
puedan extraer de la lectura.
3.
Consideran alguna relación entre lo que el jefe indio menciona y lo que
sucede hoy, ¿Cuál?
4.
Si fueran el presidente de Estados Unidos y tuvieran que actuar después
de leer esta carta ¿Qué harían?
5.
Realicen un dibujo que muestre alguno de los paisajes que imaginan al
leer la carta, señalen en él qué tipo de ecosistema sería y su importancia en
la sostenibilidad humana.
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